El Reino de los Cielos. Parte I. By Fabian Massa.
El Reino de los Cielos entre nosotros.
“El
Reino de los Cielos se ha acercado a Uds.”, era la frase con la que Jesús inició muchas veces los sermones o las
enseñanzas. Hoy para nosotros es evidente que “El Reino” en realidad lo llevaba
Jesús dentro de Él, por que donde Él estaba lo sobre natural se manifestaba.
Hoy los milagros de Jesús a mucha gente le dan la
sensación como algo “De antes”. Algunos creen que pasaron en los tiempos
bíblicos y nunca más, mientras que para otros son simplemente “Fábula
Cristiana”
El “Reino de los Cielos” es lo sobrenatural,
es la fuerza, el poder de Dios de cambiar situaciones que naturalmente no se
pueden cambiar. Y este poder está encerrado en el Nombre de Jesús[1], que literalmente quiere decir “Yo Soy Salvación”
Llegado a este punto, pensé en presentar alguno de
los muchos milagros de Jesús como el de la mujer con flujo de sangre[2], un milagro de sanidad
impresionante, la resucitación de Lázaro[3] o la alimentación, con solo unos pocos panes y peces, de 5.000 hombres[4], cifra que pudiera elevarse a 15.000 personas si se contaran las
mujeres y los niños.
Estaba dando vueltas tratando de elegir un milagro
– sin poder decidirme por cual – cuando me llama un hermano y amigo de la
Iglesia. Después de los saludos y las preguntas de rigor por la salud, la
familia y el trabajo, este hermano – que llamaré Carlos - me cuenta un
testimonio tremendo.
Carlos tiene un local de venta de ropa, y un día martes por la
tarde, un joven ingresa en el local y comienza a preguntar por algunas prendas.
En determinado momento los empleados del negocio (un vendedor y una vendedora,
cristianos ambos) alcanzan a ver entre las ropas del “cliente” un revolver. La
vendedora exclamó un “JESÚS” con
toda su alma y entonces pasó algo tremendo: El asaltante, viéndose descubierto
quiso tomar su arma, pero quedó paralizado, empezó a temblar y a los pocos
instantes a llorar mientras decía:”No entiendo que me pasa, yo vine a robar
pero no puedo ni agarrar el revólver” Los empleados de Carlos lo consolaron y
le predicaron el evangelio y este joven se arrepintió, aceptó a Jesús en su
corazón y oró con aquellos a los que en principio quería perjudicar.
Finalmente elegí contar lo que sucedió en el
negocio de Carlos, para que se sepa que los milagros no son cosa del pasado,
sino que hoy siguen vigentes por que Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre.
El milagro que necesitas en tu vida, Jesús lo puede realizar.
Tremendo testimonio
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