Study. Noé en la Biblia, by Fabian Massa.
El presente post es parte del libro " De Edén a las Naciones" de Adrián Pablos & Fabián Massa, que estará editado para fines de 2013.
1. En el Antiguo Testamento
A Noé se lo nombra en cuatro oportunidades en
el A.T. fuera de Génesis:
- En 1° Crónicas 1.4, se menciona además a sus tres hijos.
- La segunda mención es en Isaías 54.9
donde Dios recuerda que juró que nunca más las aguas de un diluvio
volverían a pasar sobre la Tierra.
- Una tercera mención la ubicamos en Ezequiel
14.14, donde El Señor vuelve a declarar justo a Noé, junto con Daniel
y Job.
- Finalmente la cuarta nuevamente en Ezequiel
14.20 donde vuelve a recalcar lo dicho en Ez. 14.14
2. En el Nuevo Testamento
En el N.T. se lo menciona en Mateo, en Lucas
y en la carta a los Hebreos:
a. En Mt. 24.37 -39 y su paralelo en Lc.
17.26 y 27:
37 Mas como en los días de Noé,
así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días
antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento,
hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta
que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo
del Hombre. RV 60. Jesús explica que en el Día de Su 2° Venida, será como en los tiempos de
Noé, en que vivían despreocupadamente hasta que comenzó a llover y Noé cerró el
Arca, y cuando la humanidad entendió ya era demasiado tarde y su fin era inevitable.
Jesús nos adelanta que lamentablemente volverá a suceder lo mismo, el que no
esté preparado, se perderá.
b. En Heb. 11.7, el autor retoma el tema
y dice: Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no
se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe
condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. (RV 60). El autor de Hebreos
destaca a Noé como un hombre de fe, creyente de la Palabra de Dios. Por esa fe Dios
lo constituyó heredero de la justicia.
c. En
2° de Pe.2.4 – 5 el texto griego
dice:
4
Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al Tártaro,
los entregó a cadenas de oscuridad y reservados hasta el Juicio.5 Y
no perdonó al mundo antiguo, pero guardó a Noé, el octavo, predicador de la justicia, trayendo un
diluvio sobre un mundo de impíos. Novum Testamentum Graece[1]
El apóstol cita
aquí tres puntos:
·
El pecado
de los ángeles: Consistió en
abandonar su posición o naturaleza espiritual para tomar una natural
(Judas 1.6) tomando a las “hijas de los hombres” y teniendo relaciones sexuales
con ellas, dando estas a luz a la raza de los Nefilines. William Barclay liga
este pasaje con Gen. 6.1 – 5 y con el libro de Enoc[2]. Aquí es
necesario analizar dos palabras: Pedro dice que Dios condenó a los ángeles que
pecaron a permanecer en las regiones más profundas del Tártaro (infierno). El
tártaro (Tartarus) no es un concepto judío sino griego. William Barclay dice
que en la mitología griega Tartarus es el infierno más bajo; es tan bajo con
respecto al Hades[3] como lo está la Tierra con respecto al Cielo[4].
·
El pecado
de los hombres: Vivir en total desobediencia de los mandatos de Dios.
·
El
rescate de Noé el justo.: En medio de una sociedad inmersa en la maldad y
la injusticia, Noé fue un justo que predicó para salvación, aunque
evidentemente nadie quiso creerle aparte de su familia más cercana (esposa,
hijos y nueras, siete personas).
Dios
no perdonó a los ángeles cuando pecaron, Como primera medida hay que destacar que Dios encadenó a los
Ángeles que pecaron al Tártaro[5],
palabra griega que refleja en concepto de infierno más profundo. Los ángeles
caídos fueron entonces encerrados en las prisiones más profundas del Hades, en
el Infierno. Hay varios textos que hablan de los ángeles caídos, su pecado, su
arrogancia y su final: En su libro Antigüedades
(1.3.1), Flavio Josefo dice:…(los ángeles caídos) eran arrogantes y
despreciadores de todo lo bueno y que solo confiaban en su propia fuerza.
A.
Noé en la literatura deuterocanónica.
- Referencias a los ángeles caídos en textos deuterocanónicos[6]:
a. El
Libro de la Sabiduría 14.6 Así, en el principio,
mientras perecían los gigantes orgullosos, la esperanza del mundo se refugió en
una débil embarcación, que, dirigida por tu mano, dejó al futuro el germen de
nuevas generaciones. Biblia del Pueblo de Dios.
b. Eclesiástico
16.7 El Señor no perdonó a los antiguos
gigantes que se rebelaron con toda su fuerza. Biblia del
Pueblo de Dios.
c.
Baruc 3.26 a 28 Allí nacieron los
famosos gigantes de los primeros tiempos, de gran estatura y expertos en la
guerra. 27 Pero no fue a ellos a quienes Dios eligió y les dio el camino de la
ciencia; 28 ellos perecieron por su falta de discernimiento, perecieron por su
insensatez. Biblia
del Pueblo de Dios.
Los textos
deuterocanónicos, y también los
apócrifos que tocan el tema de Génesis 6.1 - 6 (Enoc y Jubileos)
reflejan el pensamiento judío respecto
al tema: El pecado de los ángeles caídos, la maldad, el orgullo y la altanería de los
Nefilines (fruto de las uniones sexuales de los Grigori con las hijas de los
hombres) los cuales perecieron
por su falta de discernimiento, perecieron por su insensatez según Baruc 3.26.
- Referencias a los ángeles caídos en textos
canónicos
- Job 4.18 18He
aquí que (Dios) en sus siervos no confía, Y notó
necedad en sus ángeles. Reina-Valera Antigua. Ya en Job se da referencia a que algunos de los ángeles
no eran tan dignos de confianza por parte del Señor.
- 1 Corintios 11.10 10 Por esta razón, y por causa de los ángeles, la mujer debe llevar sobre su cabeza una señal de autoridad. (RVC) Podría interpretarse, que esta recomendación de Pablo a las mujeres de cubrir[7] su cabellera, (ocultándola a la mirada de los ángeles), es a fin de que ninguno de ellos resulte tentado a hacer lo mismo que los Vigilantes de Génesis 6. Hasta el día de hoy, las mujeres judías casadas ocultan su cabellera debajo de un pañuelo o de una peluca, reservando su belleza solo para los ojos de su esposo.
Seguimos con la referencia que hace Pedro de Noé en su 2° Carta:
Novum Testamentum Graece 2° de
Pedro 2
5 Y no perdonó al
mundo antiguo, pero guardó a Noé, el octavo,
predicador de la justicia
Dado que no
hay ninguna otra referencia bíblica a Noé como pregonero de justicia, la
misma debe ser necesariamente extra bíblica; a tal respecto comenta
la NVI de Estudio:”Las historias relacionadas con Noé, cómo las
de los ángeles caídos eran populares en el judaísmo no rabínico.”
La NVI Arqueológica amplia con este
comentario:” Predicador de Justicia es
una descripción de Noé que nose halla en ningún otro lugar en las Escrituras.
Sin embargo figura en Josefo (Antigüedades
1.3.1) , 1 Clemente [8](7.6;
9.4) y los Oráculos sibilinos[9]
(1.128-29)”.
Dios habla con Noé porque él caminaba
en Sus Caminos (Gen. 9.9) entonces Dios
dice a Noé en Gen. 6.13 -16:
13 He decidido el fin
de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y yo
los destruiré con la tierra. 14 Hazte un arca de madera de gofer;
harás aposentos en el arca y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. 15
De esta manera la harás: de trescientos codos será la longitud del arca, de
cincuenta codos su anchura y de treinta codos su altura. 16 Una
ventana harás al arca, la acabarás a un codo de elevación por la parte de
arriba y a su lado pondrás la puerta del arca; y le harás tres pisos. RV 60
Ya hemos hecho una descripción de la tremenda maldad de los Nefilines
y de la humanidad toda (los
pensamientos del hombre son de continuo el mal, Génesis 6.5) en
el final del capítulo VIII, sobre las injusticias, la maldad, la depravación
sexual y el canibalismo. Sobre esto mismo comenta William Barclay en su volumen
14 de su Comentario al Nuevo Testamento:
…Esos Gigantes (Nefilines)
se volvieron caníbales y fueron culpables de toda clase de lujuria y crímenes,
en especial la insolente arrogancia frente a Dios y los hombres[10].
[1] El Novum Testamentum Graece[1] («Nuevo testamento en griego») es el título de una edición crítica en griego del Nuevo Testamento elaborada por Eberhard Nestle y Kurt Aland, editado por el Institut für neutestamentliche Textforschung («Instituto para la investigación sobre el texto del Nuevo Testamento»).
[2] Comentario al N. T. de William Barclay, página 1022.
[3] El término «hades» en la teología cristiana (y en el Nuevo Testamento Griego) es paralelo al hebreo sheol
(tumba’ o ‘pozo de suciedad’), y alude a la morada de los muertos. El concepto cristiano de infierno se parece más al Tártaro griego, una parte profunda y sombría del Hades usada como mazmorra de tormento y sufrimiento. La referencia hebrea es la Gehena.
[4] Comentario al N. T. de William Barclay, página 1022.
[5] El Tártaro griego es tanto un lugar dentro del infierno como el dios que lo gobierna, la mención del mismo en los escritos de Pedro no implica que el creyera o rindiera culto a los seres mitológicos griegos. Pedro menciona el Tártaro como ilustración, porque es un concepto que los gentiles tiene muy claro. Recordemos que todo el mundo conocido en aquella época estuvo bajo la influencia de la cultura griega, durante los 300 de su dominación y después su cultura y religión fueron adoptadas como propias por el Imperio Romano.
[6] Biblia del Pueblo de Dios. Ver nota en apéndice. La Biblia católica se apoya en el Canon griego, es decir en la LXX (ver nota en apéndice), los textos deuterocanónicos de la LXX así como los Libros Apócrifos eran muy populares en el Siglo I entre los judíos.
[7] Entre los pueblos orientales la cabellera de la mujer es uno de sus atributos más tentadores.
[8] Clemente de Roma o San Clemente I, fue un religioso cristiano de finales del siglo I, obispo de Roma, y en tanto que obispo de la ciudad eterna, la Iglesia Católica le considera su 4to. Papa.
[9] Los oráculos sibilinos son una colección de 15 libros que pretenden poner en la boca de la Sibila, importante adivina o profetisa de la antigüedad, una serie de profecías intencionadas. Recogen textos desde el siglo II a. C. hasta el siglo V y posiblemente fueron confeccionados por judíos helenísticos y cristianos. Se caracterizan por utilizar un personaje importante de la religión pagana, la Sibila, para atacar el propio paganismo y anunciar su fin.
[10] Santiago y Pedro I y II, pagina 364. William Barclay.
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