La tercera estrategia orquestada contra la Iglesia de Cristo: La Sensualidad. By Fabián Massa.
Se puede definir “Sensualidad” cómo
una cualidad humana relacionada con los sentidos. A través de la vista, el
oído, el olfato, el tacto y el gusto percibimos la realidad que nos rodea y en
este proceso se activa nuestra percepción sensorial ante ciertos fenómenos. Sin
embargo, solamente se despierta la sensualidad en relación con algunas
experiencias. Se considera que algo es sensual cuando despierta nuestro interés
de una forma especial e intensa. Con mucha frecuencia lo sensual está asociado
al erotismo y a la sexualidad, pues ciertos estímulos provocan un deseo o una
atracción placentera o de bienestar[1].
La Modernidad, el periodo cultural
ligado al Renacimiento (siglos XV y XVI), se caracterizó principalmente por anteponer
la razón sobre la religión-tradición. Mientras que en Europa Occidental el
Renacimiento fue un movimiento principalmente artístico y cultural (un renacer
de lo Clásico), en Alemania significó una renovación intensa del espíritu
germánico, motivado por la Reforma protestante. La revolución del pensamiento
alemán afecto a toda Europa dando lugar a los movimientos nacionalistas en lo
político, al inicio del capitalismo en lo económico y en un regreso a La Palabra
como autoridad espiritual en lo religioso: La Iglesia Reformada se enfocó en el
estudio sistemático de las Escrituras, desechando toda la tradición religiosa extra
bíblica de Roma.
La modernidad valoró y colocó en
un lugar de privilegio a la razón como único criterio de verdad. A este período
lo sigue la Posmodernidad, que ha inclinado la balanza hacia los sentimientos.
En este movimiento, la célebre frase del filosofo Descartes “pienso, luego
existo”, pasó a la prehistoria y ha sido sustituida por “siento, luego existo”.
El mundo posmoderno está lleno de
sensualidad, donde lo único que vale es “sentirse bien” confundiendo esta
sensación almática y física con un “falso bienestar espiritual”.
Las soluciones no están fuera
sino dentro de cada quien, sólo hay que sumergirse dentro de nuestro mundo
interior y extraer la paz y felicidad que allí se encuentran. Humanismo en
estado puro, todo se centra en el Ser y la individualidad.
Las grandes concentraciones
posmodernas no son motivadas por ideas o proyectos, sino por la búsqueda de
sensaciones colectivas que se expresan luego en
clave de religión y espiritualidad. “No hay que pensar, solo hay que
sentir”. “No hay que razonar sólo hay
que experimentar”. “Pon tu mente en blanco y déjate llevar”. Estas son las
consignas que se dejan escuchar y que promueven una espiritualidad que se
desconecta de la realidad y que conduce a una atmósfera distinta a la de los
seres humanos.
Este énfasis en la experiencia es común en la mayoría de las iglesias evangélicas, que han hecho de lo sensorial el centro de sus celebraciones. Dios se hace presente “para hacerme sentir bien, para hacerme vibrar de gozo, para provocar en mi las emociones más
fuertes, para “llenarme de paz” . La alabanza ahora ocupa más de 70% o incluso
más del tiempo del “culto” cuando no debería ser así.
Otras alternativas fueron convertir
la ministración en:
- Una “Consejería Psicológica”
- Una sesión de “Mensajes motivadores”
- Un tiempo “positivo” donde declarar premisas que luego Dios obligatoriamente deberá cumplir.
- Un espacio de “musicoterapia espiritual”, donde la hegemonía de los sentidos se hace presente por medio de las letras de los estribillos (repetidos hasta el cansancio a modo de letanía) donde abundan en expresiones tales como: “sentir”, “palpar”, “tocar”, “ver”, “llenar”.
- Los pastores no son los teólogos de estas iglesias, sino los músicos, compositores y cantantes de la nueva “alabanza restaurada”.
La alabanza, que ahora ocupa más
de 70% del tiempo del “culto” y la música desplazaron a La Palabra, las consecuencias están a la vista: El 99% de las personas no puede digerir “una comida más
consistente que dos versículos”. Entonces sus pastores deben darles leche en
lugar de vianda (Hebreos 5.12) y vuelve sobre los temas primarios,
fundamentales una y otra vez.
La tendencia actual es la de
demostrar amor sin exigencias: “No les pidamos a los hermanos que estudien, que
lean la Biblia, que se capaciten, no les pongamos carga. Por el contrario
démosle todo facilitado” Pero esto no es amor sino sobreprotección.
La Semana 70 está por comenzar en breve. Cristo mandó estar
atento a las señales e identificarlas (Mateo 24.32 – 35), para esto es
necesario “entender” la Escritura. Basta de canciones vacías, basta de Cultos
de Mermelada, basta de tanta Pavada Santa.
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Posmodernidad, Sensualidad, Falsos Pastores, Falsos Maestros, Evangelio de la Prosperidad.
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